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viernes, 2 de diciembre de 2016

FÜR ELISA



Elisabeth Rockel 1814. Para Elisa... Beethoven
(Imagen sacada de Intenet)


Es alta y delgada. Cuando camina a mi lado se inclina levemente hacia delante, parece querer más que escuchar, atrapar mis palabras y anidarlas entre su pecho y estómago. Su cabello va despertando a un nuevo amanecer. Empieza a grisear, anunciando el blanco tono del cabello de su madre. Tiene cuarenta y un años recién cumplidos, pero cuando se ríe, parece una cría. No ríe sólo con la boca, también con los ojos, pequeños puntos castaño-oscuros, llenos de chispeante vida.
Sus manos son largas, nervudas, de largos y huesudos dedos. Unos dedos flexibles. Sus piernas son eternas, capaces de dar zancadas de legionario. Su padre me decía hace poco lleno de orgullo: A ver quién es capaz de alcanzar esas piernas.
Ella es una mujer elegante, con esa elegancia que nace de dentro, de la honestidad, de la valentía, de un corazón y una mente limpios. 
La conocí hace tiempo en un vagón de tren. Viajaba sola y estaba rodeada de hombres. Cuando me vio entrar, se le escapó un suspiro de alivio. Comenzamos a hablar de libros, de cine, de ideas. Las conversaciones han seguido durante años a través de nuestras cartas. Cada una de las suyas ha sido un regalo. Están llenas de sabiduría, conocimiento ,luz, belleza, y mucho, mucho cariño. 
Ella ha sido uno de esos encuentros que he tenido en la vida, que me han hecho un poco mejor. Un diamante en mitad de un camino lleno de piedras, y no precisamente preciosas. 
En estos años de caminar juntas en la distancia, he sabido de sus gustos, de sus penas, de sus alegrías, de éstas más que de las primeras, porque ella siempre intenta ofrecer a los demás lo mejor de sí misma. He visto como ampliaba su familia, primero con su pareja, luego con sus hijos: Una niña que es capaz de hacer cualquier pequeña obra de arte con un trozo de plastilina, y un niño que sin decir apenas una palabra, te habla con su azul mirada. Una mirada que reposa entre  largas pestañas. 
Ella ha cambiado, pero su esencia sigue siendo la misma. Una mujer elegante, por dentro y por fuera.
Se viste con ropa que no entiende de moda sino de estilo, de personalidad propios. Cualquier cosa le sienta bien. Lo mismo un pantalón que un vestido ceñido a su cuerpo. Un simple fular en su largo cuello, se convierte en un bello collar.
En la mesa utiliza los cubiertos con una exquisitez, que dan ganas de dejar de comer, y quedarse a contemplarla durante horas. 
Cuando habla, utiliza palabras que parecen ya obsoletas en nuestros días: por favor, gracias, lo siento, espero no haberte molestado... Una mujer elegante, por dentro y por fuera. 
No hace mucho estuve con ella un fin de semana. Cuando volvía a casa en el autobús, llevaba conmigo serenidad, bienestar. Y la fuerza, la suya, que intentó transmitirme con voz de ánimo. Sentimientos tan diferentes a los que tengo que soportar diariamente...
El molde de las personas como ella, no debería romperse al nacer porque si hubiera más como ella, el mundo sería mucho mejor. Hacen falta personas así, sobre todo para que enseñen a los que tanto tendríamos que aprender de su forma de ser.
Esta entrada, se la dedico a E., sí, y a todo ese ramillete de buena gente como A., M., T., An., C. Mª J., Mª Js.,S. 

Me hubiera gustado insertar en esta entrada el vídeo de la pieza musical de Beethoven "Para Elisa", pero no lo he conseguido, (se admiten sugerencias o directamente lecciones de cómo hacerlo). Éste es un pequeñísimo regalo en pago a los grandísimos que yo he recibido de ella. Un regalo que también sirve para disculparme por esa mezcla de egoísmo (el de pensar sólo en mis cosas), y torpeza (la de no valorar  la fortuna de haber podido corresponder a su cariño).
Sigue pendiente una cita, una y muchas conversaciones. Una  y, espero, que muchas, risas. Sigue pendiente mi deuda contigo, E., por todo lo bueno que has sido capaz de compartir conmigo.. 
Seguiré navegando por el mar de tus misivas.




"El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen"
(Francisco de Quevedo).









  





6 comentarios:

  1. Y que tapona la herida sin amonestar por habérsela hecho...
    Qué entrada más emocionante, en todo.

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  2. Un hermoso escrito dedicado a tu amiga.
    Falta la música pero la de tus palabras basta.
    Besos, feliz puente o no puente.

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    Respuestas
    1. En mi caso no puente. Felices días para ti también.
      Un abrazo.

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  3. Qué especial debe de ser esta persona para sugerir sentimientos tan bellos.
    Un abrazo
    Cris

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