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miércoles, 20 de abril de 2016

DIOSES TERRENALES

"APOLO Y DAPHNE 1625"
De Nicolás Pousin



No hay nada como un buen amigo para que te haga bajar de las nubes y te haga aterrizar con los dos pies sobre la tierra. 
Hace unos años, una amiga me regaló una postal en cuyo reverso, había escrito este pensamiento de Rudyard Kipling:
"Si puedes afrontar el triunfo y el desastre y tratar exactamente igual a esos dos impostores...,  tuya será la Tierra y  todo lo que hay en ella."
Hoy me he encontrado con otra amiga, y cuando le he comentado lo que en estos días me tiene en vilo, me ha dicho: Tienes que ser práctica, olvídate de los errores y toma una decisión. 
Te has equivocado porque eres humana, querida. Entérate de una vez que tú sola no puedes hacerlo todo ni estar en todas partes. Aprende de esos errores, que no han ocurrido para destruirte, sino para hacerte más fuerte y más sabia.
Con amigas así ¿quién puede pensar en dejarse derrotar? ¿Quien sería tan poco agradecido como para abandonarse y no luchar?
Parte de nosotros es grandeza, fuerza. Somos como dioses cuando de nosotros brotan las ganas de seguir adelante a pesar de los fracasos. Es precisamente en esos momentos bajos cuando, si se sabe buscar dentro de uno mismo, sale ese Dios que llevamos dentro. Y si no sabemos o no queremos buscarla en nuestro interior, siempre habrá alguien en forma de familiar o amigo que, cual mosca cojonera, estará dispuesto a darnos una bofetada de realidad en la cara, y conseguirá que despejemos de nuestra cabeza ese "no puedo más" que con tanta facilidad intenta quedarse a vivir con nosotros, como si de un molesto okupa se tratara.
Hoy ha sido un día de muchas vivencias. Dudas, miedos, despistes. Pero también de pequeñas-grandes historias que me han llegado a través de la gente con la que he tratado.
Tenía que hacer unos recados y en una de las tiendas, el dueño, un hombre de edad indefinida, (su pelo completamente blanco hace pensar en más edad de la que, cuando le miras a los ojos o a su sonrisa, podrías calcularle), en un gesto de amabilidad, me ha regalado un delantal. 
Es bonito, por aquí se le ven algunas flores -me dice mientras me mira con sus ojos azul piscina-. Y además es de buena calidad.
Yo, que iba un poco cargada del día que había tenido en el trabajo, sentí en ese gesto que parte de mi carga se desvanecía, así que se lo agradecí con una ironía:
¿Qué mujer no se sentiría agradecida al hombre que le regalara un bonito vestido de noche? 
Entonces él me sonrió de nuevo e insistió:
-Es de buena calidad.
Y se fue a buscar una bolsa donde guardarme mi compra y su obsequio.  Fue entonces cuando me fijé que el reborde de sus orejas se había puesto del color de las cerezas. Eso me produjo una enorme ternura.
Hoy ha sido un día intenso, un día más. Pero al llegar a casa, después de haber charlado con una amiga mientras tomábamos una taza de café, ella, y una de té, yo, me he dado cuenta que esa sensación de cansancio, de derrota, había desaparecido. Mi cuerpo había tomado su forma natural de tranquilidad. He abierto el ordenador y he comenzado a escribir esta entrada. Por si a alguien le sirven de bálsamo estas pequeñas historias. 
La vida nos quita y nos da constantemente. Sin grandes estruendos, a cada minuto, nos están pasando cosas. Tenemos encuentros, vivencias, que nos recuerdan que somos de carne y hueso, sí, que debemos tener los pies en la tierra, también. Pero que cuando las cosas parecen ir horriblemente mal, siempre hay alguien o algo que te recuerda que todos tenemos dentro, muy dentro,  la fuerza de  los dioses.

Esta entrada se la dedico, con todo mi cariño, a mis amigas. A las que junto a su presencia, me regalan cada día buenos consejos, que algunas veces no sigo, por pura estupidez por mi parte. Y a mi amiga E. que siempre me manda maravillosas cartas llenas de vida, de color y de sabios consejos. A todas, gracias por estar ahí.

3 comentarios:

  1. Oscurece y sale el sol. Las intermitencias de la vida. Vuelve a oscurecer y vuelve a salir el sol. Ánimo en las tormentas. Besos amiga.

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    1. Ahí estamos, en los constantes cambios, siempre con la esperanza de que vuelva el sol.
      Un abrazo grande.

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