"LA LECTORA"
Veintitres de Abril, día de Cervantes, libros y rosas. Hoy me ha sorprendido que durante la mañana, me he cruzado con varias mujeres que llevaban una bonita rosa en la mano. ¡Qué envidia! Sin embargo, sólo he visto a un chico con un libro.
Hoy no he podido detenerme, como ya era casi un ritual de todos los años, en alguna librería o puesto de libros para buscar, ojear, incluso olisquear, algún título que me llamara especialmente la atención. Mi vida ahora va por otros derroteros.
Mis ojos siguen la dirección de los libros que me esperan para leer, pero mi cabeza se dirige hacia otros temas. Además me esperan títulos que ya leí en su día, pero que me están pidiendo a gritos que vuelva a ellos, porque me escondieron entre sus líneas más mensajes de los que yo en mi primera lectura pude captar.
Hoy, día del libro, he buscado en la estantería uno que suelo coger a menudo para recordar las frases que en él dejé subrayadas. Me refiero a "La Palabra Heredada-Mis Inicios como Escritora" de la escritora sureña (nació en Jackson, Mississippi, en l909), Eudora Welty. La edición que yo tengo de tapas duras, y que pedí a una editorial que se dedicaba a vender restos de ediciones, es de Montesinos. Es un libro de ciento treinta y tantas páginas, en las que la autora nos va desvelando su vida. Tiene también varias fotos de momentos de ella, de esa vida.
En una de las partes de las que consta el libro, titulada "Encontrar una Voz", la señora Welty habla de su madre:
"Creo que la emoción que guió la vida de mi madre fue la compasión. Con ella abarcaba el mundo. Durante la guerra (la segunda guerra mundial) oyó un reportaje radiofónico según el cual los chinos, temerosos de que su gran biblioteca fuera destruida, tomaron los volúmenes que la componían con sus propias manos, se echaron los libros a las espaldas y los llevaron todos, a pie, por los altos senderos de las montañas, hasta un lugar seguro. Mi madre lloró por ellos, y por sus libros. Lo que desató su llanto, más que la eventualidad de que pudiera producirse el desastre, fue la valentía y la esperanza de que pudiera evitarse".
En otro momento, Eudora habla sobre la necesidad del aislamiento para ser escritora.
"Mi temperamento y mi instinto me habían indicado por igual que el autor, que escribe por una urgencia propia, permanece y necesita a toda costa permanecer en privado, lejos. Yo no deseaba ser borrada, sino ser invisible".
Incluye también este bello poema, que ella saca de un libro de William Alexander Percy, titulado "In April Once" (Una vez en Abril). Su primer libro de poesía.
I have a need of silence and of stars.
Too much es said too loudly. I am dazed.
The silken sound of wirled infinity
Is lost en voices shouting to be herard ...
("Tengo necesidad de silencio y estrellas.
Demasiadas cosas se dicen demasiado en alto. Estoy alterada.
El sonido de seda del infinito torbellino
se pierde en las voces que gritan para se escuchadas".)
Éste es uno de esos libros que se leen serenamente. Es un recorrido por una vida, por una aptitud ante ella. Es la prueba escrita de lo que escribir significa para su protagonista, y de lo que ella está dispuesta a hacer para conseguirlo. Sus páginas son una buenísima compañía para un día como éste, el día del libro.
Les deseo muchos libros y muchas rosas.