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sábado, 13 de febrero de 2016

MEDICINA PARA CONCIENCIAS ADORMECIDAS

"EL DOCTOR (1891)"
De Sir Luke Fildes


Que la medicina ha avanzado una barbaridad es algo que nadie puede negar. Ahora las operaciones no son tan agresivas como hace unos años. Todo se hace más rápido, más limpio y, aparentemente, más fácil. 
Donde más se ve la fragilidad del ser humano es en un hospital. No importa lo mucho que se sepa o que se tenga, ni lo guapo, o alto que se sea, cuando se está enfermo, se depende totalmente de un médico. De sus manos, de su mente, depende nuestra vida o nuestra muerte. Así de frágiles somos. En España tenemos grandes profesionales de la medicina, sin embargo, de un tiempo a esta parte, estamos viendo una serie de comportamientos que no parecen propios de esos buenos profesionales. No sé ni cómo, ni cuando, ni el porqué, se ha instalado una regla o protocolo en algunos hospitales, que consiste en dar  las altas una vez transcurrido un período de ingreso  más o menos de una semana. Caiga quien caiga. Y ésto es literal. A los que nos ha tocado en más de una ocasión ir al nuevo Hospital Universitario de Burgos, hemos podido comprobar hasta dónde son capaces algunos médicos de llevar esta regla a rajatabla.  Hablando sobre ésto con varias personas que han padecido la misma situación, una de ellas me comentaba: el problema es que ahora quien manda en el hospital no son los médicos, sino los políticos. La regla parece ser que del Presupuesto que se da para Sanidad, hay que ahorrar lo más posible. Si para ello hay que mandar a los enfermos que tienen que recibir un tratamiento hospitalario a sus casas, se les manda sin ningún tipo de problema. Y búscate la vida. El problema es que al enfermo, esa vida, se le está escapando de las manos. Y por si ésto fuera poco, no reparan en argumentos para basar su ilógica decisión. Si es necesario ponen en tela de juicio tu responsabilidad ante ese familiar. Como si fueras tú el culpable de su deteriorado estado de salud.
De todo ésto a mí me surge una pregunta que quiero lanzar aquí: Todo el dinero que se está ahorrando en Sanidad, y por la manera tajante de actuar de algunos profesionales del gremio, debe ser mucho, ¿a dónde va? Porque si, por poner un ejemplo, lo que se ahorran conmigo, se utiliza para otro enfermo que está peor que yo, a mí no me importa, pero ¿es ahí realmente donde acaba el dinero ahorrado? Por otra parte, si  conmigo no han completado el tratamiento que debería haber recibido, y eso repercute en una recaída, y al poco tiempo me tienen que volver a ingresar en peores condiciones de salud que cuando salí, el tener que estar por segunda vez ingresada, y quizá por más tiempo, al final ¿no se traduce en más gasto para la Seguridad Social?
A todos esos "cerebros" que desde sus despachos dan órdenes sobre temas que desconocen, puesto que ni aparecen por los hospitales, les agradecería como ser humano frágil que soy, recordaran una regla de oro: Con la salud, no se juega. Y menos si la salud es ajena. Donde deben estar los enfermos, es en los hospitales. Ni en casa, ni en residencias, en el caso de las personas mayores, porque en ninguno de estos dos sitios tienen ni el personal ni el material adecuado. Dejen trabajar a los buenos médicos. Es a ellos, y sólo a ellos, a quien corresponde decidir cuando a un enfermo se le puede dar de alta. 
Por si no les ha quedado claro,  transcribo aquí, literalmente, un párrafo del interesantísimo libro de Adela Cortina titulado: "¿PARA QUÉ SIRVE REALMENTE ...? LA ÉTICA."

"¿Y qué hacer con el dinero ahorrado? La respuesta es bien sencilla: invertir en lo que realmente vale la pena. En prevenir  y curar enfermedades, anticiparse en lo posible a las catástrofes naturales para evitar  muertes y sufrimiento, empoderar a las personas para que puedan llevar adelante aquellos planes de vida que consideren valiosos, crear puestos de trabajo, universalizar la educación y la sanidad, y tantas cosas que ayudan a humanizar la vida. Habrá que priorizar sin duda, empezando por los más vulnerables. Y no deja de ser escandaloso que no sea a ese mundo al que va la riqueza despilfarrada por falta de ética."

Gracias a todos esos buenos médicos que, incluso enfrentándose a quienes no lo son tanto, anteponen el bienestar y la salud de sus pacientes y trabajan día a día, con ilusión, por ellos.
A lo otros, ésos que, cegados por falsas promesas, se han olvidado de su verdadera misión, quiero hacerles una pregunta:
¿Cómo se puede ejercer una profesión tan noble como la médica, sin alma?



6 comentarios:

  1. Los médicos son lo más parecido a un Dios real.

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  2. Si fuera así demostrarían más compasión hacia lo humano. Nos están convirtiendo en meras cifras, resultados de un balance que quieren que siempre tenga beneficios económicos. La salud de los pacientes debería estar por encima de todas las demás consideraciones.
    Es la primera vez que veo un comentario tuyo, jordim. Me alegra mucho tu visita y la agradezco. Espero que no sea la última.
    Saludos.

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  3. Ponte en el lugar de los médicos. Muchos años de estudio y el estudiar todos los días. Muchos pacientes, poco tiempo, se juegan mucho en un diagnóstico y en un tratamiento. Los que convierten a los enfermos en cifras no son los médicos sino los que mandan a los médicos.
    Un abrazo amiga.

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  4. Me pongo en el lugar de los médicos que ejercen de médicos. En el lugar en el que no me puedo poner es en el de ésos que hacen de comodines de los especuladores de la salud ajena.
    Un abrazo.

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  5. El ahorro criminal en Sanidad conduce a fomentar gasto en sanidad privada...
    El dinero cambia de manos, es su destino.

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    1. Lamentablemente, Pedro es así. El problema es que entre idas y venidas del enfermo, sobre todo cuando se trata de personas mayores, aumenta su deterioro físico e incluso mental porque acaban con una sensación de abandono horrible.
      Un abrazo.

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