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sábado, 31 de octubre de 2015

DE NUEVO, LOS SANTOS

IGLESIA EN LA MONTAÑA, LARRAU
De Dora Carrington


"Subieron por un sendero que atravesaba el cementerio, donde flores y hierbajos se mezclaban con las tumbas y el aire acercaba los cantos de la iglesia. La pureza de la luz atenuaba la distancia de bosques y colinas, a la vez que agudizaba lo inmediato: las campanillas azules, la aspereza de las lápidas grabadas, los insectos en las hojas de hierba".

Esta pasaje tan bello le he sacado de la novela "Una Chica en Invierno" de Philip Larkin, que estoy leyendo. 
Siempre me ha llamado la atención que a pesar de las pérdidas que vamos sufriendo a lo largo de la vida, ésta continúa como si nada hubiera ocurrido. Donde más clara se hace esta evidencia es en los cementerios. Apenas se ha enterrado a alguien, cuando pequeños brotes de hierba empiezan a crecer alrededor de la nueva tumba. El sol sigue saliendo sobre ella y el aire, a veces, suaviza su entorno y otras, lo revuelve en forma de fuerte viento. Amanece y anochece como siempre, sin importar que alguien se haya ido definitivamente. Todo sigue a su ritmo sea quien sea el nuevo ausente. Por eso no deberíamos darnos tanta importancia. Como una vez me dijo sabiamente una amiga, sólo somos un diminuto puntito en mitad de la inmensidad del universo. Cuando faltemos, nada se va a ver alterado.
Cuando de pequeña alguien me contaba historias sobre las ánimas que en la noche de difuntos salían de los cementerios y comenzaban a vagar, intentaba disimular el miedo que sentía por dentro, tarareando alguna canción. Mi madre, que se daba cuenta del mal rato que estaba pasando, me decía con una sonrisa: no es a los muertos a quien tienes que temer. Ésos nada pueden hacerte ya. Son de los vivos, sobre todo de algunos de ellos, de quien tienes que cuidarte.
El tiempo y la experiencia que de la vida voy sacando, le han dado la razón a mi madre.
Ahora ya no se habla de difuntos. Con la ola de *Halloween, los muertos son "vivientes". Una caricatura creada por una campaña de marketing.
En estos días estoy dividida por sentimientos encontrados. Por un lado las ausencias que, a golpe de recuerdos, se vuelven casi presencias. Por otro, las palabras de mi madre resuenan en mi interior. En plena campaña electoral, esas palabras parecen cobrar más sentido. Sí, es de los vivos de los que hay que cuidarse. De esos "vivos"  que utilizan la política, la economía, la religión, cualquier forma de idea, para tergiversar, manipular, convertir intereses y metas, que deberían ser comunes, en beneficios privados. Ésos no nos dan a elegir entre "truco o trato". El truco, "su" truco consiste en que nos traguemos sus mentiras envueltas en falsas promesas. Y en cuanto al "trato", tampoco  dan ninguna posibilidad de tenerlo. Las leyes las ponen ellos, previamente diseñadas para que se adapten perfectamente a sus propios intereses. Y encima están seguros de ser inmortales.
Un año más, ha llegado el día de Todos los Santos. Pero este año los "vivos" parecen haber puesto en marcha su propia campaña de Halloween. ¡Ay, si los muertos levantaran la cabeza...!






*Viene de la expresión: "All Hallow Even", que significa: Anochecer de Todos los Santos. 
  


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