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miércoles, 12 de febrero de 2014

CUPIDO Y LAS NUEVAS TECNOLOGIAS




¡Pish, pish!, ¡oye!. Sí, es a tí, al de las alas de algodón y rizos dorados. ¡Ey, escúchame un momento!. Ya, ya sé que tienes que estar harto, pero es que ahora más que nunca necesito de tu ayuda. ¿Estás dormido o sólo disimulas?
Me supongo que estarás agotadito de intentar año tras año que los humanos consigamos querernos un poco. Cada vez te lo ponemos más difícil. Y ahora encima con la nueva tecnología, el dar en el blanco, bueno, en el corazón, es misión casi imposible. Porque a ver quién es el listo que acierta. Entre lo encogida que va la gente por el frío, y que nos pasamos el día mirando que si el móvil, que si la tablet, parece trabajo de milagrero. Mas que al corazón, donde debieras apuntar es al cuello, como los vampiros.
Ya sé que no me vas a creer, pero yo te entiendo. Llevo tiempo intentando dar con una mirada que comprenda la mía. Hace mucho que mi boca luce una sonrisa que está deseando encontrar otra con la que dialogar. Y no hay manera. ¿Por qué es tan difícil? Cuando hablas con la gente de este tema, parece que todo el mundo coincidimos. Lo único que queremos es encontrar a alguien a quien querer y que nos quiera. Entonces ¿por qué nos escondemos entra cacharros, ruido y aparentes prisas? ¿De qué nos guardamos tanto?
Hace poco leí en un libro esta frase: * "Los enamorados rezan con una sola palabra, un nombre". Como ese no es mi caso, no tengo ningún nombre que declamar como oración. Así que he pensado que debía invocarte a tí, para pedirte que me ayudaras. 
He  decidido dejar de tener miedo, por eso me he puesto en contacto contigo. Y tú estarás pensando, a ver qué quiere esta pesada. Pues nada en particular. Lo único que quiero es, aprovechando que tú controlas los cuatro puntos cardinales del planeta, que estés alerta, por si vieras a alguien que pudiera encajar conmigo. No busco a nadie que me proponga matrimonio ni cosas así, es mucho más sencillo. Sólo quiero un compañero de camino. Alguien con quien conversar. Para mí conversar significa que unas veces habla él y yo escucho,  y otras hablo yo y escucha él.  Porque si sólo habla el uno y escucha el otro,  y siempre es el mismo el que hace lo primero y el mismo el que hace lo segundo, eso no es un diálogo, es un monólogo.
Me gustaría encontrar un hombre al que no se le pusiera la cara de color camomila cada vez que me parase delante del escaparate de una librería. Por mi parte, intentaría no resoplar si me hablara de la liga o de la champion.
Sería estupendo encontrar a alguien al que no le dieran miedo las mujeres de carne y hueso. O lo que es lo mismo, que no temiera los michelines, las canas o las arrugas de la cara cuando aparecieran.   Ya, ya sé que yo también tengo que poner de mi parte e intentar cuidarme. Arreglarme más a menudo, pero es que se va tan cómoda con una camiseta y unos vaqueros...
Ahora que si hay que ponerse alguna vez tacones, pues me los pongo y ya está.
Lo que te estoy proponiendo descaradamente es tráfico de influencias. Tú que te mueves bien en las alturas, podrías echarme una mano y poner en mi camino a alguien que cuando las cosas vayan bien, se ría conmigo, icluso se carcajee. Hace tanto tiempo que no oigo una carcajada de las de verdad, de ésas que salen de las tripas. Y que cuando se tuerzan, que no eche a correr. Tampoco quiero cargarle a él con todas la responsabilidades, pero sería bonito que fuera capaz de decir: oye,  que sepas que estoy aquí, para lo que quieras. Y que llegado el caso, estuviera realmente.
Haz este pequeño milagro de que pueda cruzarme con alguien así. Y que nuestras miradas se crucen también y se entiendan. De lo demás ya nos encargaremos nosotros.
¿Eso que acabo de ver en tu boquita es el esbozo de una sonrisa? ¡Ay, pillín, si ya decía yo que te estabas haciendo el dormido!.




P.D. Texto dedicado a todos los que creen en el milagro del amor y día a día lo hacen posible con los que les rodean.



*frase sacada de la novela: "Tú, mío", de Erri de Luca.

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